miércoles, 26 de enero de 2011

Alimentación versus presupuesto

Por Alba De Moya.

El consumo es una actividad recurrente que forma parte del día a día de los seres humanos.

Implica valoración de las alternativas que presenta el mercado, evaluación del producto o servicio como satisfactor de necesidades, y toma de decisiones. Estas decisiones de compra y consumo generalmente conllevan un proceso posterior de reflexión por parte del consumidor, que se constituye en un referente importante para posteriores conductas de consumo.

La alimentación es una necesidad básica de toda persona, y como tal debe ser asumida con  responsabilidad; evaluando las posibilidades que ofrece el mercado y tomando en cuenta las alternativas. El acto de consumo de alimentos, en ocasiones, se torna tan mecánico, que el consumidor compra de forma automática los productos que culturalmente ha aprendido a consumir, sin cuestionarse, muchas veces la posibilidad de optar por otras alternativas más saludables,  baratas, accesibles o más convenientes desde el punto de vista  nutricional. 

Este consumo se torna un tanto irracional, pues aunque el consumidor observa que los precios de algunos productos están fuera de los rangos habituales, no se plantea seriamente la posibilidad de prescindir de su uso o consumo.

En momentos en que los precios de los productos  sufren variaciones significativas, la pregunta que debe hacerse todo consumidor consciente e inteligente es: puedo sustituir  este producto por otro similar? Existe otra posibilidad de satisfacer las necesidades propias o las de mi familia con otro producto de iguales características nutricionales y a más bajo precio?. También puede hacerse un cuestionamiento más radical, planteándose incluso la  posibilidad de abstenerse de adquirir un producto.

Resulta provechoso para un consumo racional, hacer uso eficiente de la información que ofrecen los organismos competentes en materia de producción de alimentos, así como también las  ofertas disponibles en el comercio, siempre evaluando la veracidad de dichas ofertas y promociones.

Una buena práctica para el consumo de alimentos, es comprar preferiblemente los productos de estación, estos por lo general son más frescos y más baratos. Cuando un producto agropecuario sube de precio,  se debe generalmente a la escasez, por lo que se sugiere la sustitución de ese producto por otro similar. 

El grupo de los alimentos energéticos, por ejemplo, está constituido básicamente por los víveres y los cereales, por lo que un consumidor informado y razonable debe sustituir estos alimentos de acuerdo a las mejores ofertas del mercado y las posibilidades de su bolsillo. El plátano o la yuca por ejemplo, pueden ser sustituidos por harina de maíz, avena o maicena.

Se debe contemplar la posibilidad de variar la alimentación utilizando los diversos alimentos que contienen proteínas y que económicamente nos resulten más accesibles. En este grupo de alimentos están: las carnes, huevos, leche, pescados, salchichas, embutidos, bacalao, arenque,  pica-pica, sardinas; y también las frutas secas y granos secos como guandules y habichuelas. 

Una proteína de alto valor nutritivo y de bajo costo es el huevo, con el cual se puede hacer una gran variedad de platos, si el ama de casa se lo propone. Basta con una dosis de creatividad y con dedicar un poco de tiempo  a la planeación del menú de la familia para obtener resultados favorables para la salud y la economía.

Las legumbres y hortalizas, fuente de vitaminas y minerales, deben integrarse con más frecuencia como opción alimenticia, combinándolas con huevos u otras proteínas de bajo costo.

Algunas recomendaciones para economizar en la compra y elaboración  de alimentos:

·         Planifique la compra de alimentos; elabore un menú sencillo que le sirva de referencia.
·         Elimine de la lista de compras los productos que no son imprescindibles, como licores, snacks y bebidas gaseosas.
·         Prefiera los productos que están en estación, son más baratos y más frescos, además favorecen la variedad en la alimentación.
·         Combine los alimentos: Proteínas, víveres y cereales, frutas y verduras. Evite las grasas los azúcares y el alcohol.
·         Prefiera comer en casa. Es más seguro,  saludable y más económico.
·         Conserve adecuadamente los sobrantes para que pueda transformarlos en otros platos.
·         Cuando encentre que un producto esta caro. Busque un sustituto apropiado que tenga mejor precio.
·         Un consumidor consciente e informado, con sus decisiones puede servir de equilibrio al mercado.


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